Ciencia y religión
 

La humanidad  siempre se ha preguntado acerca de la naturaleza, el origen y el propósito del Universo, y estos pensamientos han sido partes importantes de muchas tradiciones religiosas.  La ciencia y la religión no están necesariamente en conflicto.  De hecho, muchos científicos tienen fuertes convicciones religiosas.  Una encuesta sobre los científicos estadounidenses realizada en 1997 encontró que el 40% creía en un dios personal, el mismo porcentaje que fuera encontrado en encuestas similares conducidas entre 1914 y 1933 (Puede ver el artículo en “Científicos y Religión en América” en la edición de septiembre de 1999 de la revista Scientific American).

Mucha gente de una gran variedad de creencias religiosas acepta el testimonio de la Ciencia, incluyendo la evidencia para la enorme edad del Universo.  Ciertamente, ellos podrían descubrir que ésta profundiza su entendimiento de la creación y refuerza su fe.

El enfoque que una persona adopta para vincular ciencia y religión probablemente depende de su experiencia y presuposiciones.  Cuando hablamos con estudiantes, los profesores deberíamos evitar afirmar que la ciencia y la religión son necesariamente opuestas entre sí.  Los estudiantes no necesitan renunciar a su fe para ser científicos o para apreciar el punto de vista científico sobre el Universo.  Tampoco necesitan rechazar a la ciencia para mantener su fe.  Nosotros deberíamos evitar dar respuestas simplistas a preguntas acerca de de la relación entre la ciencia y la religión.  Tales preguntas son complejas, y la gente de diferentes creencias ha encontrado diferentes respuestas a éstas.

El sobrecogimiento y esplendor del Universo han inspirado a poetas y artistas tanto como a los científicos.  Los planetas, las estrellas, las galaxias y su pasado son una fuente permanente de belleza y maravilla para la gente de todas las edades y de todas las creencias.  La iluminación traída por la ciencia puede enriquecer cada forma de espiritualidad –religiosa o humanística.  La noción, el entendimiento y apreciación de las vastas escalas del espacio y del tiempo pueden enriquecer la vida de todos nuestros estudiantes, cualquiera que sea su trasfondo cultural o creencia religiosa.  Compartir este sentimiento de pertenencia al Universo con nuestros estudiantes puede ser una de las tareas más satisfactorias para un profesor.  Ninguno de nosotros debería sentirse insignificante o sin importancia cuando miramos al, o pensamos en el Universo.  Para parafrasear al científico francés Henri Poincare: “… La astronomía es útil porque muestra cuan pequeños son nuestros cuerpos y cuan grandes nuestras mentes”.  Saber que somos un fragmento de un vasto universo evolutivo, con miles de millones de años de antigüedad, es parte de los derechos inherentes de cada ser pensante en el planeta Tierra.